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El Ballet de Stuttgart

Es el día del espectáculo y esta vez queremos hacer un post muy especial y presentaros a una de las compañías de ballet más famosas del mundo: El Ballet de Stuttgart. Queremos aprovechar este post para agradecerles todo el apoyo que están dando para este proyecto, ya que sin su ayuda no podríamos desarrollar este espectáculo para los niños de Kenia.


Esta compañía de ballet de 63 bailarines está dirigida por Tamas Detrich. Entre sus bailarines se encuentran solistas de renombre internacional y bailarines excepcionales. El personal que trabaja entre bastidores para ayudar a los bailarines a dar lo mejor de sí mismos y que hace posible todas las actuaciones, es excelente. La compañía actúa normalmente en el Teatro de la Ópera y en el Teatro Estatal de Stuttgart. Además, varias veces al año la compañía es invitada a realizar giras por todo el mundo y a bailar en distintos escenarios de diferentes países.


Stuttgart es una ciudad situada en el suroeste de Alemania. Es muy conocida en el mundo por ser sede de muchas empresas e industrias importantes, pero también por una gran riqueza cultural y riqueza artística, y el Ballet de Stuttgart es un brillante ejemplo de ello. El ballet de Stuttgart tiene una rica historia cuyos orígenes se remontan a la corte de Württemberg del siglo XVII. Artistas muy importantes, como el gran reformador de la danza Jean-Georges Noverre, contribuyeron a convertir Stuttgart en un aclamado centro de la danza en Europa desde el siglo XVIII hasta principios del XX. Poco a poco fue creciendo el interés del público por la danza clásica en Stuttgart y, en 1957, Nicolas Beriozoff, antiguo bailarín del Ballet Ruso de Montecarlo, fue designado para dirigir el conjunto de ballet del Teatro Estatal de Württemberg en Stuttgart. Beriozoff amplió la compañía y añadió algunas piezas clásicas nuevas al repertorio, como La Bella Durmiente, El Lago de los Cisnes o El Cascanueces


En 1961, el sudafricano John Cranko fue nombrado director y coreógrafo del ballet de Stuttgart, y comenzó una nueva era. En los doce años siguientes, Cranko no sólo fue responsable del capítulo más exitoso de la historia del ballet de Stuttgart, sino que fue nombrado uno de los mejores coreógrafos del siglo XX.


Le acompañaron bailarines excepcionales como Egon Madsen, Richard Cragun, Birgit Keil, Ray Barra y Marcia Haydée, que se convirtió en su musa y primera bailarina. Una visión global centrada en mostrar el talento único de sus bailarines y en diversificar el repertorio, así como el uso de sus excepcionales habilidades coreográficas, fueron los factores clave que llevaron al Ballet de Stuttgart a la fama mundial bajo la égida de Cranko. Con tres nuevas obras legendarias, contribuyó a renovar el género del ballet narrativo de larga duración: Romeo y Julieta (1962), Onegin (1965, nueva versión 1967) y La fierecilla domada (1969). También creó obras maestras en un acto, como Jeu de Cartes, Opus 1 e Initials

R.B.M.E. Coreógrafos invitados como Kenneth MacMillan y Peter Wright fueron responsables del perfeccionamiento de la estética de Stuttgart, así como bailarines de la propia compañía a los que Cranko animó a coreografiar ellos mismos, como John Neumeier y Jiří Kylián.


Una gira por Nueva York en 1969 se convirtió en un triunfo abrumador descrito como "El milagro del Ballet de Stuttgart" y sentó las bases de la popularidad mundial de la compañía. De vuelta a casa, Cranko también ayudó a convertir al público de Stuttgart en uno muy bien informado y apasionado por la danza. John Cranko también hizo un gran esfuerzo para dar al ballet el valor que merecía. En 1971 fundó la Escuela de Ballet de Stuttgart (ahora conocida como Escuela John Cranko), una de las escuelas de danza más prestigiosas del mundo.


Tras la trágica y temprana muerte de Cranko en 1973, el coreógrafo estadounidense Glen Tetley fue nombrado director en 1974. En sus dos años al frente de la compañía introdujo algunos ballets modernos en el repertorio. De 1976 a 1996, la primera bailarina Marcia Haydée se hizo cargo del Ballet de Stuttgart. En sus 20 años como directora, inició colaboraciones con coreógrafos de renombre como Hans van Manen y Maurice Béjart, o antiguos miembros de la compañía como John Neumeier y Jiří Kylián. También nombró a William Forsythe, que aún era bailarín de la compañía, y a Uwe Scholz como coreógrafos residentes, estableciendo así al Ballet de Stuttgart como una de las compañías artísticamente más interesantes del mundo. Marcia también tuvo un gran éxito con su puesta en escena de La Bella Durmiente en 1987.


En 1996, Reid Anderson, que fue bailarín del Ballet de Stuttgart durante 17 años, se convirtió en el director de la compañía. Continuó el éxito de la compañía con una programación muy

diversa y dando oportunidades creativas a jóvenes coreógrafos, cultivando la herencia de Cranko, sin olvidar el repertorio clásico y neoclásico.


Desde septiembre de 2018, Tamas Detrich dirige el Ballet de Stuttgart. Nacido en Nueva

York, se trasladó a Stuttgart para asistir a la Escuela John Cranko, de la que se graduó.

Durante sus 25 años bailando con la compañía, la mayoría de ellos como bailarín principal, bailó los papeles principales en todas las obras importantes de John Cranko, así como en ballets de John Neumeier, Hans van Manen y muchos otros coreógrafos famosos. En 2001 se convirtió en Maestro de Ballet del Ballet de Stuttgart y en 2009 fue nombrado Director Artístico Asociado, antes de hacerse cargo de la compañía en 2018.


No podemos dejar de decir GRACIAS a toda la compañía por permitirnos acercar el ballet

a los niños de Kenia y hacer que sea una experiencia tan bonita.

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